viernes, 11 de diciembre de 2009

PERSONALIDAD JURÍDICA DEL INSTITUTO DE LOS HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS




1. COMPARACIÓN LITERARIA
1.1 Hno. Saturnino Gallego
1.2 Hno. Luke Salm
1.3 Juan Bautista Blain
1.4 Francisco Elías Maillefer.

1. COMPARACIÓN LITERARIA

En los relatos de los biógrafos de San Juan Bautista De La Salle podemos encontrar que sobre el asunto de la personalidad jurídica del Instituto, el Señor De La Salle estaba dispuesto a abandonarse a lo que otorgara y dispusiera la Divina Providencia, aferrándose a la idea que le había escuchado a su Director espiritual, como no lo relata el Hno. Saturnino «Dios dará los cimientos verdadero a la comunidad», y por otro lado encontramos a los Hermanos que si la buscaban pues ellos afirmaban como podemos encontrar en el relato de Maillefer, que el Instituto solo iba encontrar solidez en cuanto estuvieran sostenidos por la autoridad eclesiástica y civil.

En los relatos de los biógrafos podemos encontrar que el Hno. Saturnino junto a Maillefer relatan explícitamente que como idea del Primer Capítulo General los Hermanos exponen la idea a San Juan Bautista De La Salle de obtener la personalidad jurídica del Instituto, mientras que Blain y el Hno. Luke Salm encuentran que el proyecto del Señor De La Salle de enviar dos Hermanos a Roma en 1702 para regentar escuelas, era una posible consecuencia de lo propuesto en el Capitulo General de 1694.
La idea de enviar dos Hermanos a Roma, como lo relata el Hno. Luke Salm y Blain, era por el gran afecto que poseía el Señor De La Salle por la autoridad papal.
Se puede creer que tal idea era consecuencia del Capítulo de 1694 porque como lo hace ver Blain con su relato, muestra la situación de pobreza en que habían vivido los Hermanos, lo que había llevado a San Juan Bautista De La Salle a posponer su proyecto de enviar Hermanos a Roma hasta 1702 para regentar escuelas y que las escuelas cristinas fueran vistas por el Papa para obtención de la bendición apostólica al Instituto.

1.1 Hno. Saturnino Gallego.
El Hermano Saturnino muestra que en la asamblea de los Hermanos de 1694, los doce Hermanos que realizan votos proponen a San Juan Bautista de La Salle la obtención de documentos oficiales que dieran fe del nacimiento jurídico del Instituto, pero este guardando la idea de su director espiritual el P. Barré, el cual afirmaba «Dios dará los cimientos verdadero a la comunidad», y se aferraba que cuando el Papa observará que las escuelas cristianas eran necesarias, los documentos llegarían, con lo cual se relata que desde ese momento surgió la idea de las escuelas cristianas en Roma, pero la cual no se ejecutó en ese momento.

“También el grupo de los doce tuvo sus iniciativas. Y fue la primera pensar en la obtención de documentos oficiales que dieran fe del nacimiento jurídico del Instituto. Se habló del obispo de Chartres, el amigo de casa Godet des Marais, y de su ofrecimiento para apoyar cualquier trámite de documentación oficial, lo mismo en Versalles que en Roma. Se habló de Bula pontificia, de Real
Patente...”
“Por eso el fundador expuso su plan: lo nuestro es trabajar, darnos a conocer por el desprendimiento de nuestra entrega; cuando se vea que las escuelas cristianas son necesarias, los documentos llegarán; por ahora no son indispensables. Quizá fue en ese momento cuando afloró a su mente la idea de enviar dos Hermanos a Roma para abrir allí una escuela cristiana. Sería el modo de que el Papa tuviera noticia clara de la creación lasaliana. Quizá hasta la expresó. Pero no se ejecutó.” [1]

1.2 Hno. Luke Salm
En 1702, según el Hermano Luke Salm San Juan Bautista De La Salle decide establecer una escuela cristiana en Roma gracias al afecto que tenía el Santo Fundador por la autoridad papal. Esta idea muy seguramente era una de las consecuencias de la asamblea de 1694, aunque el Hermano Luke Salm no lo relate explícitamente.

“A medida que se extendía por Francia la red de las Escuelas Cristianas, De La Salle comenzó a pensar seriamente en establecer un punto de apoyo en la Ciudad Eterna. Desde sus días de seminario, siempre había él tenido una alta estimación de la autoridad papal, al contrario de las tendencias anglicanas de algunos profesores y de la mayoría del alto clero de Francia. Una fundación en Roma sería símbolo de la adhesión del Instituto a la Sede Apostólica fundada en la roca de Pedro y de sus sucesores. Al mismo tiempo, podría más adelante allanar el camino para la aprobación por parte del Papa…”[2]

1.3 Juan Bautista Blain
Juan Bautista Blain relata que San Juan Bautista De La Salle en 1702 decide ejecutar el proyecto de enviar a Roma a dos Hermanos con varios objetivos entre ellos obtener la bendición apostólica sobre el Instituto. Los sentimientos sobre este proyecto, afirma Blain, los ha suscitado y habían sido explicados por el Santo Fundador a sus discípulos en 1694. Este biógrafo nombra otro punto muy significativo en la vida del Señor De La Salle, su abandono a la Providencia y a la pobreza en que vivía pues por esta razón no había podido enviar Hermanos a Roma.

“…En el mismo año de 1702, La Salle ejecutó un proyecto que Dios le había inspirado hacía mucho tiempo: enviar a Roma dos de sus discípulos para establecerse allí. El deseo de llevar su Instituto a la capital de la catolicidad, y extenderlo un día en su favor, en todas las partes de la Iglesia, no fue el objeto principal de este propósito; tal vez, incluso, su humildad le prohibía miras tan altas. Los verdaderos motivos eran: 1. Plantar el árbol de su Sociedad y hacerle coger raíces en el centro de la unidad, a la sombra, bajo la mirada y los auspicios de la Santa Sede. 2. Fundarla sobre la piedra sólida, sobre esa piedra contra la cual las puertas del infierno no pueden prevalecer, y adherirlo a esta Iglesia que no puede perecer ni errar. 3. Abrirse un camino para ir a los pies del Vicario de Jesucristo a pedirle la aprobación de sus reglas y constituciones y la gracia, para sus Hermanos, de hacer los tres votos solemnes de religión. 4. Obtener la bendición apostólica sobre su Instituto, apoyarlo con la autoridad del Jefe de la Iglesia, y tomar su misión de enseñar la doctrina cristiana bajo el beneplácito y el acuerdo de los obispos. En fin, el piadoso Fundador quería enviar a la ciudad principal, origen de la comunión católica, algunos de sus discípulos, para ser allí los garantes de su fe, de su unión inviolable a la S. Sede, de la sumisión a sus decisiones, en un tiempo en que tanta gente en Francia parece no hacerle ningún caso.
Estos son los sentimientos que ha inspirado siempre a sus discípulos, en los cuales los ha formado con cuidado, y les ha explicado desde el año 1694, cuando hicieron el voto perpetuo de obediencia. Desde entonces, resolvió que precisaba trabajar en obtener la aprobación de la S. Sede. Es lo que señala en el primer artículo de su testamento.
Si hasta el presente el piadoso Fundador no había podido enviar discípulos suyos a Roma, la pobreza había sido el único impedimento. Hasta este tiempo había vivido con la esperanza de que la divina Providencia le procuraría los medios de cubrir los gastos de tan largo viaje, o brindaría a los Hermanos que deseaba enviar una ocasión favorable de hacerlo a costa de alguna persona caritativa…”[3]

1.4 Francisco Elías Maillefer.
Dom Francisco Elías Maillefer nos relata que en la honorable visita que realizó el rey de Inglaterra y el Cardenal de Noailles a los Hermanos, San Juan Bautista De La Salle no tenía ninguna intención de aprovechar la visita opuesto a la visión de los Hermanos, los cuales querían alguna mediación entre los visitantes y el Papa para obtener las Bulas que los pusiesen a cubierto de las renovadas tentativas de sus enemigos [ara destruir la obre. El biógrafo afirma que los Hermanos ya habían intentado conseguir la Bula de aprobación del Instituto en 1694, pero el Santo Fundador afirmaba que la Providencia iba señalar el momento indicado para recibirla, pero tal fue la insistencia de los Hermanos pues ellos afirmaban que los establecimientos que fundaban sólo tendrían solidez en cuanto estuvieran sostenidos por la autoridad eclesiástica y civil que en 1702, el Señor De La Salle decide enviar dos Hermanos a Roma para conseguir que el Papa observara la labor y la necesidad en la población de las escuelas cristianas que regentaban los Hermanos.

“En cambio, con miras más amplias, los Hermanos no fueron tan reservados e imploraron de su Majestad su mediación ante el Papa para obtener las Bulas que los pusiesen a cubierto de las renovadas tentativas de sus enemigos para destruir la obra.
Ya lo habían intentado desde 1694 bajo el pontificado de Inocencio XII, y lo habían propuesto al señor de La Salle, quien les había respondido que se inquietaban demasiado, que era necesario esperar lo momentos señalados por la Providencia y estar atentos a ellos. Respuesta que no fue muy de su agrado, persuadidos como estaban que los establecimientos que fundaran sólo tendrían solidez en cuanto estuvieran sostenidos por la autoridad eclesiástica y civil.
En fin, con tal viveza lo presionaron que hubo de ceder a sus instancias. Envió a Roma a dos hermanos a quienes hizo entregar cien francos para el viaje, pues por la penuria de la casa no era posible ofrecerles más. Llegaron a la ciudad eterna en circunstancias poco favorables. El Papa Inocencio XII había muerto, y a pesar del crédito y las recomendaciones que llevaban, nada favorable obtuvieron. Viendo el fracaso de este primer intento, resolvieron regresar, uno de ellos volvió en busca del señor de La Salle, pero el otro porfió en permanecer en Roma decidido a aprovechar cualquier momento oportuno. Durante su permanencia en Roma obtuvo autorización para fundar un plantel totalmente independiente del de Francia, el cual dirigió durante veintiséis años; olvidó por completo la comisión que se le había confiado de solicitar las Bulas de aprobación del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, las que no fueron concedidas sino en 1725, muerto ya el señor de La Salle.”[4]



[1] GALLEGO, Saturnino. San Juan Bautista De La Salle, Fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (1651-1719). BAC popular: Madrid, 1984. Pág. 110-111.
[2] SALM, luke.FSC. Señor, Es Tu Obra. RELAL Madrid, 2004. Pág. 122-123.
[3] BLAIN, Juan Bautista. Vida del Padre Juan Bautista De La Salle, Fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Libro Segundo. RELAL: Bogotá D. C., 2006. Pág. 229.
[4] MAILLEFER, Dom Francisco Elías. VIDA DEL SEÑOR JUAN BAUTISTA DE LA SALLE, sacerdote, doctor en teología, antiguo canónigo de la catedral de Reims y fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Colombia-Santafé de Bogotá D. C: Región Latinoamericana Lasallista (RELAL). PÁG.129-130.

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